Emmanuel Adebayor, posiblemente uno de los mejores ”9”del mundo en estos momentos, podría no haber jugado al fútbol en su vida, es más, podría no haber caminado nunca. Si a dia de hoy, le vemos como una gacela, fue gracias a que empezó a andar para perseguir un balón.
La historia es la siguiente, el togolés tenía ya 4 años y no podia ponerse en pie, una extraña impotencia y discapacidad que le hacía gatear a todos lados, vivía en una familia pobre africana, y decidió abandonar su poblado en Togo, y reccorrer en brazos de su madre por Nigeria, Ghana, Senegal para encontrar un posible remedio. Tras meses y meses de viaje,y sin un remedio eficaz, su madre decidió que volverían a casa y su hijo Emmanuele cargaría con esa enorme discapacidad de por vida, pero un último acto de fe, hizo que la madre de Emmanuele entrase a una iglesia a rezar por el bien de su hijo. Alli, a su madre la prometieron rezar todos los días durante una semana, y que si al término de ésta, su hijo no caminaba, ya nunca más lo haría. Les dejaron alojarse de Domingo a Domingo en esa pequeña iglesia, y el sabado por la noche, Emmanuele no había dado ni un solo paso. Su madre arrancó en llanto esa misma noche, su hijo no tenía ya nínguna esperanza y a la mañana siguiente deberían partir hacia Togo sin haber conseguido nada. Habían recorrido casi toda Africa sin solución para el pequeño. En la mañana del Domingo,el último dia de esperanza, los niños jugando la plaza de la iglesia, y uno de ellos pegó un chutazo y el balón se fue, Emmanuele que les escuchaba jugar todos los días, pero por razones obvias nunca jugaba, ese día se levantó corriendo de su cama, bajó como un tiró a la plaza y corrió a por el balón como si lo hubiese hecho miles de veces. Su madre se asustó, al ver a su hijo directamente corriendo, sin haber ni si quiera caminado. No hay duda de que el Togolés tiene algo innato y ha nacido por y para el fútbol
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